Dra. Cecilia Sosa, Abogada, Miembro de la academia de las ciencias políticas y sociales. Ex Presidenta del TSJ con más de 15 años de experiencia en el Ministerio de Obras Públicas y Ministerio del Ambiente. Actualmente es consultora e investigadora y profesora de la UCV y la UCAB.
En entrevista para www.superstereo981.com en esta oportunidad de cerrar el ciclo de entrevistas de cada martes, lo haremos esta semana con la analogía, la mitología y el simbolismo de la hallaca como un elemento de identificación colectiva que nos solidariza a todos.
Hasta el nombre-asegura la Dra. Sosa- se ha determinado que su composición proviene del guaraní y deriva del verbo ayua o ayuar, que significa revolver o mezclar y de allí se presume que viene el término ayuaca, que luego pasa de a ser ayaca o hallaca, que simboliza de allá refiriéndose a los componentes del guiso y de acá refiriéndose a las hojas que la envuelven…
Ciertamente el origen colonial, nos identifica con la esperanza, con la familia, con nuestra tradición y nos lleva a compartir, a socializar y en esa constante búsqueda de hacer de cada navidad y año nuevo, un paréntesis para la celebración y los buenos augurios ante el drama diario.
Cada final de año nos llena de esperanzas, nos acerca, nos une y nos hermana por un mejor tiempo por venir, sobre todo en estos tiempos en los que los venezolanos no se sienten muy respetados en sus DDHH.
Actualmente-sostiene- los venezolanos nos parecemos a la hallaca, con variedad de componentes como las aceitunas, las pasas, que siendo de otro origen, se mezclan con nuestras tradiciones gastronómicas y la envoltura en las hojas de plátano, nos dan el sabor especial.
La hallaca es subversiva, dependiendo del área o región de donde provenga. Aquí en Venezuela, cada región le pone su estilo particular, todas tienen un toque diverso, pero todas son hallacas venezolanas y todas saben a patria.
Las hallacas y la sociedad venezolana están en conflicto, el deseo y la realidad no se unen para lograr lo que en el tiempo siempre hacíamos, como lo es conseguir todos los materiales para su elaboración y esa situación nos entristece…nos desagrada, el no poder hacer de nuestra tradición el punto de enfoque de las fiestas de diciembre, nos complica, nos maltrata.
Es ese contraste, esa oscuridad que tenemos en esta navidad, tenemos que ver como sonreír en familia, cómo subir el estado de ánimo, sin resignación, ni conformismo. Debemos buscar una salida, buscar un reacomodo por parte del gobierno, ante ésta vorágine, ésta imposición, la hiperinflación.
El reencuentro debe producir alegrías y debemos trabajar nuestro proyecto de emancipación del discurso mágico-religioso, no importa lo que por ahora no tengamos, lo importante es tener la certeza en nuestro espíritu, de que tendremos la recuperación de Venezuela muy pronto, en este 2018
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