Cambiemos ha revertido los avances de 12 años en materia de Derechos Humanos, sostiene Mariano Beristain en su informe. "La democracia argentina vive su peor momento desde el alzamiento carapintada". La justicia federal, en el marco habilitante dado por el gobierno nacional, desde febrero, concedió 50 prisiones domiciliarias a represores juzgados y condenados por delitos de lessa humanidad. El suceso más precupante, afirma Mariano Beristain, es el encarcelamiento de Milagro Sala, que marca un punto de inflexión, ya que en los 33 años de democracia jamás hubo, como ahora, presos políticos en las cárceles argentinas. Los mensajes de Cambiemos, señala Beristain, en favor de la última dictadura cívico-militar son indisimulables y plantean serias dudas sobre sus objetivos de fondo: en los últimos dos meses la temperatura política comenzó a adquirir ribetes peligrosos. Hubo una seguidilla de actos violentos e intimidatorios contra dirigentes, jueces, periodistas que recibieron, como respuesta oficial, una serie de contraacusaciones sobre amenazas que fueron desmentidas o que resultan imposibles de verificar. A tal punto, resalta Beristain, que el diario La Prensa, tituló en su portada -en sintonía con la línea oficial- con la nada sugestiva frase de "Plan Subversivo". Por otra parte, alerta Mariano Beristain, el gobierno minimiza las señales represivas que parten de sus propias fuerzas de seguridad. Como dato preocupante, el informe da cuenta de que una semana después de los desmentidos piedrazos contra el auto de Macri y Vidal, los servicios de inteligencia le entregaron al diario Clarín la denuncia sobre un supuesto plan contra Macri orquestado por una supuesta organización de izquierda llamada "Votamos x Luchar". La recreación de extrañas organizaciones "terroristas" que se producen en un marco harto complicado para América Latina, que ya sufrió dos golpes blandos (en Guatemala y Paraguay), un golpe institucional (en Brasil) y además una creciente injerencia de los Estado Unidos en los asuntos interno de la región preocupan. El retorno a un neoliberalismo recalcitrante, sostiene Mariano Beristain, tensa las cuerdas, marchita la democracia y abre la puerta a movimientos represivos que nacen del propio Estado con excusas peligrosamente infantiles y el surgimiento de llamativas e ignotas organizaciones terroristas funcionales al poder.