"Capítulo 68 y segundo dedicado a la obra del gran escritor argentino Guillermo Orsi. En el programa anterior hablamos de sus dos primeras novelas policiales, “Sueños de perro” y “Buscadores de oro”. No son sus primeros libros, pero “Sueños de Perro” es su incursión inicial en el género negro y el comienzo de su trayectoria como cultor de la ficción criminal. En cuanto a “Buscadores de oro” , según nos explicaba el autor, no es estrictamente una novela negra, sino que se inicia como tal para luego dar un viraje a lo fantástico. Pero volviendo al programa de hoy, vamos a seguir con otras dos novelas de este autor tan talentoso, a mi criterio uno de los mejores que tiene la Argentina. Desde ya les cuento que el recorrido por su obra no concluye en este programa, pero hoy me propongo disfrutar junto a ustedes de algunas de sus mejores páginas. Vamos con “Nadie ama a un policía” y “Ciudad Santa”" Gabriel M. Wainstein
hace 5 años, 7 meses por gabwain - 60 reproducciones
Un programa destinado a la novela negra, con análisis de libros, lecturas, propuestas y entrevistas para descubrir el mundo del noir, el policial y la novela de misterio, acompañados con música de jazz y un buen bourbon.
hace 8 años por MarcosCaruso - 50 reproducciones
"Queridas y queridos oyentes, voy a contarles algo que tiene que ver con mi historia personal. Entre los países del mundo por los que tengo mayor afecto, Chile ocupa un lugar de privilegio. Por razones que no vienen al caso, mi abuelo paterno se instaló en la ciudad de Rancagua a mediados del siglo XX y vivió allí durante 50 años. Desde que yo era muy chico, mi familia viajaba frecuentemente a visitarlo. Perdí la cuenta de cuántas veces crucé la cordillera, pero tengo muy buenos recuerdos de esos viajes. Con los años, en tiempos oscuros, mis padres tomaron un rol muy activo colaborando con la resistencia contra la dictadura asesina de Augusto Pinochet. A partir de esa militancia solidaria, establecieron vínculos de amistad muy fuertes con personas valerosas que arriesgaban su vida para pelear contra la injusticia. Con el tiempo, esos lazos se hicieron tan estrechos, que pasamos a considerarnos familia. Cada tanto, tenemos la alegría de compartir tiempo juntos. Cuando pasa mucho tiempo sin vernos, se instala un fuerte sentimiento de nostalgia, que nos impulsa al reencuentro. Esa melancolía se ve reforzada en estos días, por la ausencia de mi padre, fallecido hace pocos meses. La muerte de mi madre había ocurrido 9 años antes. Cuando leo novela negra chilena, el lenguaje, los lugares, los personajes, los sonidos y los sabores me remiten a lugares muy queridos de mi memoria emocional. Como un homenaje a mis viejos, a esos entrañables familiares - amigos que están del otro lado de los Andes y a esa nación hermana, va este capítulo dedicado a dos excelentes novelistas chilenos: Boris Quercia y Bartolomé Leal. Gabriel Marcelo Wainstein
hace 4 años, 6 meses por gabwain - 35 reproducciones
El programa dedicado a la Novela Negra y al jazz, conducido por Marcos Caruso. Lecturas, reportajes, columnas hechas por especialistas, comentarios de libros, propuestas y siempre con el acompañamiento del jazz.
hace 8 años por MarcosCaruso - 38 reproducciones
Programa dedicado a la novela negra, noir, black, hard boiled, conducido por Marcos Caruso, con lecturas, recuerdos de detectives de novela, entrevistas, conversaciones con Víctor Claudín desde España, agenda, comentarios de libros y el mejor jazz.
hace 7 años, 12 meses por MarcosCaruso - 12 reproducciones
Queridas y queridos oyentes. Me permito recomendarles esta serie de 3 capítulos que se inician aquí. Creo que son los mejores programas que hice hasta este momento. Espero que los disfruten.
"Como algunos de ustedes sabrán, este punto de encuentro entre la radio y los libros no es un espacio de crítica literaria, sino una iniciativa para compartir con ustedes el placer de mis lecturas del género policial realista, desarrolladas durante más de tres décadas. Por supuesto que en mi gusto personal se basa en elementos de juicio que me llevan a construir opiniones y criterios personalísimos, que me sirven de guía en el momento de seleccionar mis lecturas. Uno de esos parámetros, al que le doy bastante importancia, es que, en principio, no me interesan las narraciones sobre asesinos sicópatas ni las que abundan en descripciones detalladas de torturas, profusión de sangre y derramamiento de vísceras. Sin embargo, mis juicios no son rígidos, a veces un autor atraviesa esa barrera que yo tengo como lector y me demuestra, a fuerza de talento, que vale la pena leer su obra pese a estas particularidades que, en principio, me desagradan. Esta reflexión viene a cuento porque no voy a dedicar uno, sino varios capítulos de este programa, a un autor que escribió una larga serie de libros en cuyos volúmenes iniciales ocupan un lugar destacado varios asesinos sicópatas y que, en especial en su primera novela, incluye desollamientos y detalladas descripciones de tormentos y crueldades varias que me siguen pareciendo innecesarias. Vale aclarar que, a medida que el ciclo avanza, los sicópatas dejan de ocupar un lugar preeminente y el desborde de sangre y vísceras se modera, lo que a mi entender contribuye a mejorar su obra. Pero para no extenderme más, este capítulo 78 de “El dulce veneno de la novela negra” está dedicado a John Connolly y su personaje, Charlie “Bird” Parker." Gabriel Marcelo Wainstein.
hace 4 años, 11 meses por gabwain - 35 reproducciones
"El género negro es siempre prolífico en sorpresas. Una y otra vez, los lectores se encuentran con nuevos territorios literarios para explorar. En mi experiencia personal, cada vez que termino de recorrer la obra de un autor, o que concluye la grabación de un capítulo de este programa se me presenta siempre la misma pregunta: ¿Ahora con qué sigo? A veces, la respuesta surge con claridad, en otras es el inicio de una búsqueda que muchas veces culmina en el encuentro con algún escritor que, para mí, hasta ese momento, no era conocido. Generalmente, ese camino significa iniciar la lectura de muchos libros que, después de unas páginas, deshecho. El momento en que ese rastreo fructifica siempre es motivo de felicidad. Hace relativamente poco tiempo pasé un período de búsqueda particularmente laborioso. Comencé y abandoné la lectura de varios libros que finalmente descarté. Sin embargo, superados los obstáculos, me encontré leyendo a un autor interesante. Mejor aún, al final de su novela, en los agradecimientos, este escritor recomendaba la obra de un colega y amigo con particular énfasis. Intrigado, conseguí uno de los libros del autor recomendado y comencé a leerlo. Me encontré con un obstáculo importante: una fuerte barrera idiomática. Pese a que el libro estaba escrito en castellano, utilizaba un habla local que me resultaba particularmente inaccesible. Sin embargo, en la lectura se percibía que valía la pena hacer el esfuerzo de superar esa barrera. Hoy puedo decir con certeza, que no era una percepción equivocada. De manera sistemática busqué en la web cada uno de los términos que no comprendía y gracias a eso accedí a un universo fascinante. Este escritor es mexicano, y ese léxico, puesto en la boca de personajes precisos hace, sin lugar a dudas, mas valiosa su literatura. Pero para no extenderme más, este capítulo 71 de “El dulce veneno de la novela negra” está dedicado a algunos libros de Francisco Gerardo Haghenbeck Correa o F.G. Haghenbeck, y Bernardo Fernández, conocido como Bef." Gabriel M. Wainstein
hace 5 años, 5 meses por gabwain - 47 reproducciones
"Cuando hablamos de novela negra, indudablemente, hablamos de una de las formas de la narrativa. Más allá del estilo autoral y de las temáticas, lo que subyace siempre en la literatura policial, es algo que se remonta a la más remota antigüedad, a lo que parece ser una característica esencial de la criatura humana: la necesidad de contar una historia. En efecto, entre el cazador anónimo que daba cuenta junto a la hoguera prehistórica los riesgos atravesados para atrapar al mamut con que logró alimentar su tribu, el ciego que cantaba la cólera de Aquiles frente a los muros de Troya, el hombre que, a la luz del candil y pluma en mano. imaginaba los padecimientos de Oliverio Twist, el genio que tecleaba en su Underwood Noiseless la amistad entre Marlowe y Terry Lennox y los actuales autores, que se deslizan entre notebooks, pendrives y nubes informáticas, hay una pasión común: la vocación de narrar. Y así como ellos se valieron de medios distintos para contar los sucesos vividos o imaginados, el publico también los recibió de manera distinta. Desde el relato oral al libro electrónico hay un lazo que atraviesa los siglos y milenios. Cuento esto porque hoy voy a hablarles de un autor que logró ser conocido por el público a través de un medio poco convencional. Un apasionado de la Patagonia Argentina que ubica sus relatos en una de sus localidades más remotas. Les voy a contar acerca de Cristian Perfumo y sus cuatro novelas, que les anticipo desde ya que me gustaron mucho. Vale aclarar que la música de este capítulo pertenece a los geniales Gloria Geberovich y Manuel Klainer" Gabriel Marcelo Wainstein
hace 6 años por gabwain - 52 reproducciones
La novela negra parece ser un territorio sin límites. De los lugares más diversos surgen nuevos autores que enriquecen un género que parece seguir con entusiasmo el imperativo bíblico de crecer y multiplicarse. Si la literatura universal es un corpus inabarcable para cualquier lector, tampoco parece posible leer en el término de una vida la totalidad de los policiales que se publican. Si Borges hablaba de las infinitos volúmenes de la Biblioteca de Babel o de las también infinitas páginas del Libro de Arena, el lector que tuviera la pretensión de recorrer, aunque sea, la totalidad de las obras del género publicadas en castellano, se encontraría ante un universo que, si bien es finito, es enorme y crece sin cesar. De esta manera los que amamos la novela negra tenemos la grata oportunidad de incorporar todo el tiempo nuevos escritores a nuestro panteón particular. Segundo capítulo dedicado a un escritor que leí recientemente y que merece ocupar un lugar en mi lista personal de autores preferidos: Alexis Ravelo. Un autor que escribe novelas policiales en la isla de Gran Canaria. La obra de Ravelo tiene las mejores características del género: las historias que cuenta son apasionantes, los personajes son sólidos, la mirada del escritor sobre su mundo es siempre aguda y la escritura está muy cuidada. En definitiva, una voz ineludible para los que amamos el género negro. En el capítulo anterior les conté algo de las dos primeras novelas de la serie de Eladio Monroy. Hoy, en este capítulo 7 de "El dulce veneno de la novela negra" vamos a compartir mis impresiones sobre el resto del ciclo protagonizado por ese marino jubilado y acerca de otros tres policiales que surgieron de su talentosa pluma. Gabriel M. Wainstein
hace 5 años por gabwain - 24 reproducciones
"Capítulo 62 y segundo programa de “El dulce veneno...” dedicado a la novela negra australiana, en lo que de ninguna manera pretende ser un recorrido exhaustivo por la misma. Mi intención es compartir con ustedes las lecturas de los pocos policiales de ese origen que tuve oportunidad de recorrer . En el capítulo anterior, el 61, les conté de dos autores, Jane Harper y Nicholas Jose. Tal vez lo único que acerca a estos escritores es que ambos nacieron en Gran Bretaña y vivieron desde niños en Australia, pero a mi no me resulta posible encontrar algo en común entre ellos. Lo mismo me pasa con los autores que voy a abordar en el programa de hoy. Más allá del origen geográfico compartido, no encuentro rasgos que me permitan pensar en una corriente que pueda denominar como novela negra australiana. Puede ser que exista, pero lo ignoro. Reflexionando, caigo en que, tal vez, la única característica que los une sea que en ninguna de las novelas que tuve oportunidad de leer aparece la palabra “canguro”, que suele ser lo primero que se nos aparece cuando pensamos en Australia. Me parece que es oportuno entonces citar a Borges, frecuentemente es bueno recurrir a su sabiduría literaria. “He encontrado días pasados una curiosa confirmación de que lo verdaderamente nativo suele y puede prescindir del color local; encontré esta confirmación en la Historia de la declinación y caída del Imperio Romano de Gibbon. Gibbon observa que en el libro árabe por excelencia, en el Alcorán, no hay camellos; yo creo que si hubiera alguna duda sobre la autenticidad del Alcorán, bastaría esta ausencia de camellos para probar que es árabe. Fue escrito por Mahoma, y Mahoma, como árabe, no tenía por qué saber que los camellos eran especialmente árabes; eran para él parte de la realidad, no tenía por qué distinguirlos; en cambio, un falsario, un turista, un nacionalista árabe, lo primero que hubiera hecho es prodigar camellos, caravanas de camellos en cada página; pero Mahoma, como árabe, estaba tranquilo: sabía que podía ser árabe sin camellos.”
Vaya entonces este capítulo 62 de “El dulce veneno de la novela negra” dedicado a la novela negra australiana, dedicada a los Michael Robotham y Peter Temple, autores de libros sin canguros ni camellos."Gabriel M. Wainstein
hace 5 años, 10 meses por gabwain - 27 reproducciones
El programa que se emite por La Once Diez, Radio Ciudad, dedicado a la Novela negra y al jazz, con lecturas, reportajes, columnas hechas por especialistas, comentarios de libros, propuestas y siempre con el acompañamiento del jazz.
hace 8 años por MarcosCaruso - 65 reproducciones
"Las relaciones entre la literatura policial y la cinematografía, en particular la industria de Hollywood, han sido siempre intensas, complejas y contradictorias. El vínculo se remonta al pasado remoto, a los tiempos del cine mudo. Probablemente, el primer film policial haya sido el cortometraje “Historia de un crimen”, de Ferdinand Zecca, realizado en 1901. En apenas cinco minutos narra la trayectoria de un hombre desde el crimen a la guillotina. Poco después, en 1903, se estrenó otro corto, norteamericano, realizado en 1900, de menos de un minuto de duración, llamado “Sherlock Holmes perplejo”, que tenía como protagonista al personaje de Arthur Conan Doyle.
En la medida que la narrativa cinematográfica se complejizó, comenzó a nutrirse de las obras literarias y, lógicamente, puso parte de su atención en las novelas policíacas.
Por otra parte, muchos escritores pasaron a desempeñarse en la industria de las pantallas. Por un lado, por la necesidad de los productores de incorporar personas que supieran contar historias. Por el otro, al tratarse de un negocio que manejaba importantes presupuestos, muchos escritores o aspirantes a literatos encontraron una manera de ganarse la vida al ser contratados para escribir películas. Este vínculo entre los escritores y el cine fue particularmente intenso en Hollywood.
Intenso pero, en muchos casos, conflictivo. El oficio de guionista tiene como requisito dejar el ego y el individualismo de lado. Esto lo puedo afirmar por experiencia propia, pues durante varios años trabajé como guionista de cine y TV. El oficio de escritor es solitario, a los sumo necesita de la colaboración con un editor. Pero en el cine, el escritor no tiene la decisión final sobre la obra. Por encima de él se encuentran el director y el productor que frecuentemente modifican lo escrito. Para peor, en el Hollywood clásico, muchos productores tenían una más que escasa formación intelectual. Entonces se producían tensiones entre las pretensiones artísticas del autor y las dimensiones de la billetera, la cuenta bancaria o la mansión soñada. Hay mucho más que hablar acerca de este tema, por ejemplo acerca de los cambios que la narrativa cinematográfica produjo en la literatura, pero el programa de hoy va a abordar otro aspecto.
Les voy a contar de dos autores del género que toman como escenario de sus historias a la industria de Hollywood. Más precisamente a la conocida como la era clásica de la llamada Fábrica de los Sueños, las décadas del 40 y del 50 del siglo XX Les voy a contar de Andrew Bergman, Stuart Kaminsky y los detectives Jack Le Vine y Toby Peters." Gabriel M, Wainstein
hace 5 años, 11 meses por gabwain - 21 reproducciones
"Estaba pensando, cuando comenzaba a escribir este capítulo, que siempre es bueno superar un prejuicio. En el diccionario de la Real Academia Española se define este sustantivo, en una primera instancia, como “Acción y efecto de prejuzgar”, lo que es absolutamente preciso pero no enriquece para nada la reflexión acerca del tema. Existe también una segunda acepción que sentencia: “Opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal.” Esta segunda opción, de carácter menos tautológico y no menos certera me resulta más interesante y adecuada a lo que les quiero contar, queridas y queridos oyentes. Aunque no lo parezca, la reflexión es oportuna en un programa dedicado a la novela negra, porque en este caso tiene relación directa con la literatura, y más precisamente a mi actitud a la hora de seleccionar ciertas lecturas. Para ser más directo, estoy hablando acerca de mi actitud al encarar la obra de los escritores ingleses. De manera frecuente, cuando estoy a la pesca de mis próximas lecturas, como les he contado, recorro muchos libros que luego dejo de lado. Priorizo la lectura de las primeras páginas a las contratapas, ya que muchas veces estas últimas poco tienen que ver con el volumen que tengo en mis manos. Sin embargo, hace muchos años que descarto a primera vista cualquier libro de origen inglés. Uso este término y no británico porque, a la vez que me desagradan los ingleses, muchos escritores escoceses de novela negra se encuentran entre mis favoritos. Les voy a confesar algo, hace mucho que yo percibía que se trataba de un prejuicio: ningún autor, como ninguna persona, puede ser juzgado en su valor por su origen nacional. Parte de mi rechazo tenía alguna base en cierta truculencia gratuita, a mi modo de ver, que tiene presencia en muchas narraciones de los autores ingleses. Muchas autopsias, exposición detallada de vísceras, mutilaciones, asesinos sicópatas, en conjunción con ambientes supuestamente aristocráticos conforman una combinación que no es de mi agrado. No me extiendo más, les cuento esto porque, felizmente, en el último tiempo me encontré con libros de un escritor y una escritora, ambos ingleses, sumamente disimiles entre sí, que tuve la oportunidad de disfrutar. Este capítulo 74 de “El dulce veneno de la novela negra está dedicado a uno de ellos: les voy a contar acerca de Michael Dibdin y su personaje Aurelio Zen" Gabriel Marcelo Wainstein
hace 5 años, 5 meses por gabwain - 10 reproducciones
El segundo capítulo de la serie sobre John Connolly. Como les comentaba en el capítulo anterior, creo que son los mejores programas que hice hasta este momento. Espero que los disfruten."Segundo capítulo dedicado a la obra del irlandés John Connolly. El primer programa estuvo dedicado a la presentación de su protagonista, Charlie “Bird” Parker y a la novela que da inicio al ciclo, “Todo lo que muere”. Allí, el autor desarrolla por primera vez lo que va a ser su marca de estilo, la fusión entre el género negro y el fantástico, más específicamente el terrorífico. También presenta a los personajes centrales que recorren todo el ciclo de Parker y su óptica acerca del bien y el mal, reflejo de su religiosidad católica. La serie de Charlie Parker recorre el camino riesgoso del cruce de géneros con absoluta solidez, sin perder interés pese a la extensión del ciclo, que hasta el momento abarca más de 15 volúmenes. Sin lugar a dudas, el irlandés es uno de los autores más originales e interesantes de la literatura policial contemporánea, y por eso quiero compartir con ustedes el placer de recorrer sus libros." Gabriel Marcelo Wainstein
hace 4 años, 11 meses por gabwain - 15 reproducciones
"Hoy, queridos y queridas oyentes, vengo a traerles una propuesta de una serie de programas un poco diferente a los que habitualmente compartimos. Se trata de una indagación en las raíces y tratar de resolver una incógnita. Cada uno de nosotros nos construimos como personas a través de una gran diversidad de elementos: lo biológico, la sociedad que vivimos, la cultura a la que pertenecemos, el desarrollo educativo, lo laboral, etcétera. Pero hay algo que suele ser muy importante en la identidad, que es la historia familiar. La conozcamos o no, hay características de nuestra personalidad, de nuestra forma de vivir, y de la manera de estar en el mundo que provienen de nuestros antepasados, y de la que muchas veces ni siquiera somos conscientes. Algunas personas las asumen, otras se rebelan en su contra, pero esos factores juegan un papel relevante a la hora de conocernos a nosotros mismos. No se preocupen, no vamos a transformar "El dulce veneno de la novela negra" en un espacio de autoayuda. Esta reflexión viene a cuento porque así como en las personas la historia familiar tiene relevancia, en el campo de las letras sucede algo similar. Si bien autoría literaria es particularísima de cada individuo, puede y suele haber influencia de los escritores precedentes y de la identidad cultural. Por eso, les propongo, queridas y queridos oyentes, recorrer juntos una serie de programas sobre la historia de la literatura policial en la Argentina. Aclaro desde ya que de ninguna manera pretende ser exhaustiva, pero creo que puede aportar algunos datos que no han tenido gran difusión. Pero además, me propongo responder una pregunta: ¿Cuándo nace el policial negro argentino? La tradición de la literatura policial en la Argentina se remonta al siglo XIX, pero en algún momento, algún autor se propuso encarar el género desde una óptica realista y comenzó una transformación que se extiende hasta nuestros días. Para hacer estos programas leí y releí algunas decenas de libros y varios ensayos que indagan en nuestra historia literaria. Les propongo entonces, hacer este recorrido juntos." Gabriel Marcelo Wainstein
hace 4 años, 7 meses por gabwain - 20 reproducciones
"Una de las cosas que me fascinó al convertirme en un lector apasionado del género es la extraordinaria expansión que la novela negra tuvo por todas las geografías de nuestro planeta. Si bien el policial realista tuvo su origen en los Estados Unidos, con los años creció por el mundo y hoy se cultiva la novela negra en los cinco continentes. Aunque empezó mucho antes, buena parte de ese proceso se dio en los años en los que yo comenzaba a transformarme en un lector de literatura policial. Recuerdo que a fines de los 80 y principio de los 90 recorría las librerías porteñas, particularmente las de usados y ofertas, buscando alimento para mi voraz apetito literario. Era una actividad fundamentalmente crepuscular y, muchas veces, la noche se me alegraba cuando lograba divisar en alguna mesa, las características tapas negras con letras blancas e ilustraciones de la colección Etiqueta Negra de Editorial Júcar. La lista de títulos era muy abundantes y los autores, un regocijo para el alma: Stuart Kaminsky, Jim Thompson, Marc Behm, Donald Westlake, Julián Ibañez. Una madrugada, llegué a mi casa con un volumen de menos de cien páginas. Pese a su brevedad, el libro tenía un título largo e intrigante, “Sintiendo que el campo de batalla...”. En radio no es fácil de percibir, pero terminaba en puntos suspensivos. El autor era quién dirigía la colección, el mexicano Paco Ignacio Taibo II. Cuando me sumergí en sus páginas me encontré con una más que agradable sorpresa: era una novelita apasionante. Al terminarla me quedé con muchas ganas de seguir conociendo la historia de la protagonista, Olga Lavanderos. Pasaron casi 20 años hasta encontrar otro libro con el mismo personaje, pero en ese período leí unas cuantas novelas más del mismo escritor. Se trata de un artista treméndamente prolífico, que escribió novelas policiales pero también incursionó en otros terrenos literarios. Por eso, en este capítulo 52 voy a abordar apenas una pequeña parte de la obra de Paco Ignacio Taibo, Voy a contarles acerca de dos novelas sobre Olga Lavanderos y de una que tiene como protagonista a José Daniel Fierro." Gabriel M. Wainstein.
hace 6 años, 5 meses por gabwain - 29 reproducciones
Entrevista a los escritores Horacio Convertini y Alicia Plante, dos de los autores de Novela Negra invitados al Ciclo Ficciones del CCC, en La Molienda.
hace 7 años, 7 meses por La_Molienda - 11 reproducciones
"Hoy vamos a hablar de uno de los primeros territorios que se contagió la fiebre del policial negro e, inmediatamente, lo hizo suyo, no sólo por escribirlo en el propio idioma, sino que lo ancló en su idiosincrasia y lo transformó. Vamos a hablar de un país que revalorizó a autores postergados en otros países, y con esto les estoy diciendo de qué se trata, ya que hoy vamos a hablar de autores que tuvieron un papel especial en la creación del policial francés, antes del Neopolar. Simenon, Leo Malet, Frederic Dard y Boris Vian" Gabriel Marcelo Wainstein
hace 5 años, 3 meses por gabwain - 13 reproducciones
"Hablando de dulces, la novela de detectives es, para el lector de literatura policial, como una golosina para un chico. Desde antes de abrirla anticipamos el placer de saborearla, sabemos que, casi sin lugar a dudas, pasaremos buenos momentos mientras recorremos sus páginas. En mi caso particular, y creo que debe ser bastante frecuente, las narraciones detectivescas fueron la puerta de acceso al género negro. Es que la figura del detective está en las raíces mismas del relato policial, desde el inicial Auguste Dupín de Edgard Alan Poe y el paradigmático Sherlock Holmes, hasta los sabuesos de la actualidad, pasando por la santísima trinidad que integran Sam Spade, Philip Marlowe y Lew Archer. A través del tiempo, los detectives evolucionaron, se han puesto a tono con su época. Sin embargo, es curioso que, tratándose de un género realista por excelencia, la figura del detective privado literario no tenga demasiado que ver con sus colegas reales. Tal vez porque por sobre el verismo riguroso de Hammett, que fue agente de la Pinkerton antes de dedicarse a la escritura, predominó la poética de Chandler y su caballero andante del siglo XX. Tengo que confesarles algo: pese a mi apasionamiento por este género, nunca conocí a un detective privado fuera de las páginas de un libro. A través de la lectura de notas periodísticas deduzco que, al menos en la Argentina, los que se dedican a este oficio pasaron antes por la policía o el ejército, lo que en mi país tiene una connotación de un pasado, por lo menos, turbio. En general están vinculados a las agencias de seguridad privada, territorio donde se han asentado ex represores o agentes de inteligencia vinculados a la Dictadura Cívico Militar que asoló a la Argentina. Pero los detectives literarios provienen, generalmente, de tradiciones menos perversas y protagonizan ficciones ampliamente disfrutables. El realismo está en las situaciones, el ámbito y la sociedad en que se desempeñan. Pero, yendo a lo nuestro, el capítulo de hoy de “El dulce veneno de la novela negra” está dedicado a dos novelas detectivescas, que hace muchos años reposaban en los estantes de mi biblioteca, y que de alguna manera pretendo rescatar del olvido. Vamos a compartir las páginas de “Salto Mortal”, de Jeremíah Healy y “Asesinato en familia” de Janet Dawson." Gabriel Marcelo Wainstein
hace 5 años, 6 meses por gabwain - 13 reproducciones
"Desde su origen, el género negro ha mostrado un fuerte interés por lo social. Es inevitable, al encarar este tema, la referencia a Dashiell Hammett, un hombre de izquierda que apoyó públicamente causas como la de la Republica Española, el derecho a voto de los negros y a las organizaciones sindicales. Inclusive se sumó a los 47 años al ejército de su país para combatir al nazismo. Poco tiempo después, durante el macartismo, en la década del 50, fue acusado de integrar el Partido Comunista y obligado a declarar ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas en el Congreso. Por su negativa a transformarse en un delator fue condenado a la cárcel, donde se deterioró su salud. Su obra fue proscripta. Hammett, al fundar el género de la novela negra con Cosecha Roja, puso una mirada crítica sobre la sociedad norteamericana en el centro de su literatura y abrió un camino que después encontró innumerables seguidores. Pero no es sobre el autor de “El halcón Maltés” que les voy a contar en este capítulo de hoy. Voy a hablarles de una escritora no muy difundida que comencé a leer hace unas pocas semanas y que me ha dejado deslumbrado. Una autora que tiene como un eje cardinal de su obra la desigualdad, la pobreza y la violencia. Que narra historias que transcurren en Pennsylvania, en pueblos que agonizan luego del cierre de las minas de carbón que eran el centro de su actividad económica. Una novelística que recorre un camino que transita entre la literatura policial y un realismo social crudo, casi naturalista. Pero no sólo esto,este programa trata de un escritora a la que leí hace muy poco y que me pareció excelente. Considero que su obra está entre lo mejor de la novela negra contemporánea. En este capítulo 58 de “El dulce veneno de la novela negra” es voy a contar acerca de Tawni O'Dell y tres excelentes novelas que tuve oportunidad de leer." Gabriel M. Wainstein
hace 6 años por gabwain - 30 reproducciones
Entrevista a Juan Sasturain, escritor, periodista, guionista de historietas y conductor de TV en Enclaveciudad
hace 5 años, 2 meses por enclaveciudad - 17 reproducciones
Nerio Tello lee un fragmento de su novela Por qué es tan triste despertar. Luego Enzo Maqueira, el conductor, hace un comentario sobre ese libro.
hace 3 años, 7 meses por riojano1951 - 2 reproducciones
"Segundo capítulo dedicado a la historia del policial argentino. En el programa anterior recorrimos los literatos más destacados que abordaron la literatura policial argentina a finales del siglo XIX. En el capítulo de hoy, queridas y queridos oyentes, haremos un recorrido por algunos escritores que abordaron el género a principios del siglo XX. El investigador Román Setton destaca, como rasgo característico este período, la aparición de publicaciones periódicas literarias de tirada masiva que se distribuían en los kioskos y tenían gran aceptación popular. Menciona "La novela semanal", "La novela universitaria", "La novela humana", "La novela porteña", "Suplemento" y "La novela nacional", entre otras. "La novela semanal", por ejemplo, llegó a tirar 400.000 ejemplares, cuando Buenos Aires tenía un millón de habitantes. Éstos fueron los ámbitos donde se desarrolló el género en las primeras décadas del siglo XX. Entonces, queridas y queridos oyentes, vamos a recorrer juntos este capítulo 89, el segundo dedicado a la historia de la literatura policial en la Argentina." Gabriel Marcelo Wainstein
hace 4 años, 6 meses por gabwain - 20 reproducciones
"Hoy voy darme un gusto. Si bien siempre es placentero compartir semana a semana este espacio radial con ustedes, queridos oyentes, como se podrán imaginar, disfruto de algunos capítulos más que de otros. Y hoy, tengo ganas de darme un gusto. Voy a hablarles del que, indudablemente, es mi autor preferido. El escritor al que vuelvo una y otra vez, siempre con renovado placer. Uno de los fundadores del género, creador del personaje más inolvidable. Un hombre de letras que, quizás sin saberlo, abrió un camino fértil que se multiplicó en miles de obras alrededor del mundo. Pero no voy a hablarles de las facetas más conocidas de su obra, voy a ir a los orígenes, a los primeros relatos, ahí donde nace su gran personaje y donde encuentra su estilo. No voy a extenderme mucho en esta introducción, solamente decirles que este capítulo 44 de “El dulce veneno de la novela negra” está dedicado, en exclusiva, al gran Raymond Chandler, a su obra temprana y al nacimiento de Phillip Marlowe." Gabriel Marcelo Wainstein.
hace 6 años, 8 meses por gabwain - 27 reproducciones
El novelista Gustavo Rimoldi nos habla de su nueva novela, Cabezas perdidas, publicada por Edhasa.
hace 2 años, 3 meses por vivianarimoldi - 3 reproducciones
El periodista y escritor Juan Carrá publicó No permitas que mi sangre se derrame, su cuarta novela.
hace 5 años, 7 meses por Ariccobene - 29 reproducciones
"Desde el punto de vista del lector, la fertilidad creativa que atraviesa el campo de la novela negra, es una buena noticia. Todo el tiempo surgen nuevos autores que enriquecen el territorio del género-. Por supuesto que no todo lo nuevo es valioso, pero al tratarse de un espacio tan prolífico, al haber tanta cantidad de obras, necesariamente algunas tiene que ser buenas e, inclusive, muy buenas. El placer del lector en encontrarse con un escritor de talento que hasta el momento le era desconocido, tiene algo de festivo. En mi caso particular hay, a la vez, alegría y agradecimiento. Un nuevo escritor es también la promesa de horas felices, de enriquecer nuestras vidas a través de la lectura. No me voy a extender mucho en esta introducción,sólo decirles que hace poco he tenido la suerte de encontrarme con un libro que me parece que recorre un camino diferente dentro del género. Creo que se trata de un autor particularmente valioso. Cuando terminé de leer el primer libro de este escritor que cayó en mis manos me pasaron dos cosas. La primera fue que me puse en campaña para conseguir otras de sus novelas. Lamentablemente para mí, el hombre escribe en inglés y el que acababa de leer era el único de sus libros traducido al castellano. Es más, el hombre no se caracteriza por su preocupación por satisfacer la demanda de la industria editorial. Escribió sólo tres novelas y un libro de cuentos a lo largo de treinta años. No me cabe duda de que su austeridad productiva tiene que ver con su integridad artística. Porque se trata de un escritor que muy original, con una propuesta narrativa interesante y alejada de los lugares comunes del género. Pero les decía que eran dos las cosas que me pasaron al concluir la lectura. La segunda es que inmediatamente quise compartirlo con ustedes, queridas y queridos oyentes. Pero para no extenderme más e ir al libro, les cuento que este capítulo 84 de "El dulce veneno de la novela negra" está dedicado a Kent Anderson y a su novela "El sol verde"." Gabriel Marcelo Wainstein
hace 4 años, 9 meses por gabwain - 19 reproducciones
"Según el diccionario de la Real Academia Española, un prejuicio es, en su segunda acepción, una "opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal". La cita viene al caso, pues justamente les voy a hablar acerca de una de mis opiniones previas, tenaces y desfavorables que reza: "No me gustan las novelas policiales inglesas". En mi caso, es una convicción bastante consolidada que se sustenta en el hecho de que la mayor parte de los libros de ese origen que que tuve oportunidad de leer se enmarcan en el policial de enigma, o tienen que ver con asesinos seriales, y abundan en mutilaciones, exhibición de vísceras y derramamientos de sangre, cuando no en detalladas autopsias, como si los escritores no pudieran escapar a la terrible sombra de Jack el Destripador. Fórmulas que se repiten hasta la náusea para construir productos literarios que no enriquecen el género, para decirlo con suavidad. Sin embargo, esta actitud mía no puede ser otra cosa que un prejuicio, porque si bien muchas de las narraciones de ese origen me disgustan, la literatura es una creación eminentemente personal, y no puede haber una regla tan estricta que genere de mi parteque estigmatice a todos los escritores ingleses. Digo claramente ingleses y no británicos porque hay muchos autores escoceses entre mis preferidos. Pero volviendo al prejuicio, cada tanto encuentro algún autor inglés que pone en cuestión mi convicción desfavorable, y lo agradezco. Hoy voy a compartir con ustedes, queridas y queridos oyentes, algunas páginas y reflexiones acerca de un muy buen cultor del género, del que tuve la oportunidad de leer tres novelas muy dinámicas y contundentes, que se enmarcan sin lugar a dudas en la llamada literatura criminal. No me extiendo más en esta introducción, sólo les cuento que el escritor es Ted Lewis y sus novelas se titulan "Carter," "La ley de Carter" y "No sólo morir." Gabriel Marcelo Wainstein
hace 4 años, 6 meses por gabwain - 18 reproducciones
"Durante muchísimos años, al menos durante la época clásica del genero que abarca desde los años '30 a los '80, Italia no era un territorio que ocupara un lugar destacado en el mundo de la novela negra. La figura más descollante era la de Giorgio Scerbanenco, nacido en Ucrania y emigrado a la península desde niño, un escritor cuya obra, a mi criterio, y entiéndase esto como una opinión personal, es de escaso interés. Aunque leí varias de sus novelas, ninguna de ellas consiguió conmoverme. Leonardo Sciascia, un intelectual destacado, realizó algunas incursiones en el género. Alguna leí, pero tampoco despertó mi interés, aunque tal vez merezca revisar ese criterio a través de una relectura . Sin embargo, no me cabe duda de que se produjo un cambio decisivo en este panorama con la aparición de uno de los mejores autores de novela negra de todos los tiempos. Un creador mayor, que abrió nuevos caminos para el género, que propone la narración amable, con rasgos risueños, sin renunciar al realismo. Como se imaginarán, queridos y queridas oyentes, estoy hablando de Andrea Camillieri. Creo que la influencia de este escritor es tan grande, que abrió el camino para que en su tierra aparecieran numerosos autores de literatura policial, varios de ellos son muy valiosos. Para mencionar sólo algunos, puedo mencionar a Valerio Varesi, Maurizio de Giovani y Roberto Costantini, que cultivan estilos lejanos al del creador del Comisario Montalbano. En lo personal, sigo con interés la aparición de nuevos autores peninsulares y, cada tanto me encuentro con alguna sorpresa agradable. Recientemente tuve la oportunidad libros de dos autoras, que de alguna manera puedo emparentar con el tono amable de Montalbano, pero que parecen tener voz propia. Dos escritoras que recientemente fueron traducidas al castellano, y creo que vale la pena leer. Queridos y queridas oyentes, en este capítulo 73 de "El dulce veneno de la novela negra" quiero compartir con ustedes un libro de Cristina Rava, "Investigación a la tinta de calamar" y "La hora pico" de Nora Venturini" Gabriel Marcelo Wainstein
hace 5 años, 5 meses por gabwain - 23 reproducciones
Hablamos con Gabriel Wainstein, Periodista y Guionista, sobre el Festival BAN! Buenos Aires Negra 2018
hace 5 años, 5 meses por radio_unaj - 11 reproducciones
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